Las Levito no pesan nada, bueno no literalmente, pero son ligerísimas. Y eso fue justo el punto de partida: un científico en crisis, un laboratorio patas arriba y unas zapatillas que desafían la lógica.
La idea llegó de la mano del cliente, Banbroken, con un guion casi listo: un conserje encuentra unas zapatillas abandonadas en la papelera y, harto de las suyas rotas, se las pone. Lo que no sabe es que va a empezar a levitar.
Desde Tarara afinamos la historia, montamos el equipo y rodamos en La Térmica, ese edificio de Málaga en el que hemos estado mil veces pasándolo bien.
El resultado: una pieza ligera como el propio producto. Un spot que no se toma demasiado en serio pero que deja clara una cosa: hay cosas que no necesitan explicación. Solo hay que ponérselas y volar.